
mosaico moderno de buen samaritano por pater Rupnik de Capilla del Santísimo en la Catedral de la Almudena en España
El buen samaritano es el mismo Jesús. (Lc 10, 25ss)
Escrito por: Fernando Román Chablé Juárez
Jesús se ha sentido extranjero en su tierra, pues vino a los suyos y los suyos no le recibieron (Jn 1,11). Dirá Jesús que “a un profeta solo lo rechazan en su tierra” (Lc, 4,24). Sin embargo en samaria lo han recibido muy bien, que hasta le pedían que se quedara aún más tiempo. (Jn 4,40)
En la parábola del buen samaritano habían pasado de largo un sacerdote y un levita, pero sólo El buen samaritano, aquel que viene de otro “lugar” (Jn 17,13-14) se detiene y se compadece (Mt 20,34). Este no se fija ni del origen étnico, ni de la posición económica del hombre herido y necesitado. No le importa quedar impuro o que hablen mal de él con tal de que se manifieste la misericordia de Dios. (Mc 9,11)
Este caminante extranjero tuvo compasión y vendó sus heridas ¡este buen hombre sabía curar! Y cuidó de Él y al día siguiente pagó dos denarios al posadero. Un denario Equivale el salario de un día. Desde el primer día el mismo samaritano se hizo cargo de Él.
De la misma manera en Jesús un viernes murió por nosotros (día 1) y así “por sus llagas hemos sido curados” (Is 53,4) pero al tercer día estaría de regreso, resucitado.
¡Por tu cruz y tu resurrección nos has salvado Señor!
Jesús es el modelo de misericordia que da de comer al hambriento en aquella multiplicación de los panes, pero sobrepasando todo, nos sigue dando a comer del pan de la Eucaristía y de la Palabra.
El da de beber al sediento, y como diría a la samaritana, del agua del cual quien tome no volverá a tener sed, pero aún más: ¡convierte el agua en vino!
El no solo visita a los enfermos: los sana. No solo visita a los oprimidos: los libera. El literalmente viste al hombre que ha quedado desnudo por su pecado, regresa su dignidad a todo hombre y mujer. El acogió a todos los forasteros, los sin hogar, los excluidos, y los ha invitado a su reino, ha invitado a los olvidados e ignorados a las bodas del cordero.
El buen Samaritano «lo vio y se conmovió» (v.33) esa expresión la vemos muy común haciendo referencia al mismo Jesús, nuestro Señor. (Mt 9,36, Jn 13,21. Mt 15,32. Jn 11,33)
Jesús te pide tener misericordia, pero ahora permite primero que la misericordia de este buen samaritano que te ha encontrado tirado, herido, casi muerto por el camino de la vida vende tus heridas, te unja con el aceite y el vino, te de reposo y cuide de ti:
Señor Jesús: ¡Tú eres mi buen Samaritano! ¡No pases de largo Hijo de David! ¡que estoy también herido ¡ten compasión de mí!
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Chablé Juárez, Fernando Román, 2017 @fernandoromancj – evangelizar.org
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